Narra Dennis:
-Disculpe, señorita Allis.- dije cuando entré a la sala en la que se impartían las clases de repaso.
Primer día y ya llegaba tarde.
-Siéntese ahí.- contestó la profesora Allis, tan fría como siempre.
Observé el lugar que señalaba. Dejé que mi mochila cayera al suelo y me senté.
-Hola, Colin.- saludé a uno de los chicos que se sentaba a mi lado.
En la clase, había dos mesas para seis personas cada una, una pizarra y un escritorio para el maestro.
-Hola tío.- contestó Colin.
-Ahora pasaré lista.- anunció la profesora.- ¿Jacob Andrews?- preguntó la profesora.- ¿Dennis Blyton?- asentí con la cabeza. Tras eso cerré los ojos y me relajé, hasta que la mencionó…-¿Victoria Horan?
-Presente.- contestó ella.
Las palmas de mis manos comenzaron a sudar, aquella chica se sentaba justo en frente de mí. No podía evitarlo, no conseguía dejar de observarla. Tenía la piel blanca- apuesto a que también era suave-, los ojos azules y varias pecas decoraban su nariz, los labios carnosos y rosados, el cabello, no era largo, tampoco demasiado corto, castaño. Bajé la vista hacia su cuello, del cual colgaba un hermoso colgante*. Intenté reprimir el impulso de deslizar mis miradas hacia su pecho, aunque mis esfuerzos fueron en vano, ya que la detallé descaradamente. Me puse más nervioso todavía, ella no llevaba nada que pudiera provocarme, pero lo había hecho.
-Señorita Allis, ¿puedo ir al servicio?- pregunté.
-Sí, date prisa.- contestó la profesora.
Me levanté de mi asiento colocando mi mano estratégicamente para que nadie notara mi pequeño problema. ¿Prisa?- me pregunté a mi mismo.- Puede que tarde años en bajar esto…
Diez minutos después mi cuerpo se encontraba calmado y en su estado habitual. Sin pensarlo, marqué el número de Alex en mi móvil.
-Alex… Está aquí. La hermana de Amy Horan, también viene a las clases de repaso.
-Hazte su amigo.- contestó.
-¿Qué? Si te digo la verdad, lo último que quiero es ser su amigo.
-Lo sé, tiene el cuerpo de su hermana. Está buena, ¿verdad? Escucha, hazte su amigo, caerá rápido. En unos días, esa niñita habrá acabado en tu cama.
-Alex, no debe tener más de quince años…
-¿Te la quieres tirar o no?- no contesté a la pregunta. Sabía que en el fondo, no quería nada de lo que Alex y Jack pretendían. Ellos no dudarían, harían lo que fuera por acostarse con una chica, yo no, no era como ellos.- Adiós, hay cosas que hacer en el taller. Recuerda, haz lo que te digo.
/***/
Narra Niall:
-¿Qué haces, hermanito?- preguntó Amy sentándose sobre la mesa de la cocina.
-Da igual, no lo entenderías.- contesté sin prestarle atención.
Seguí trazando círculos rojos en la sección de trabajos del periódico matutino.
-Niall, yo no soy Victoria. ¿Pasa algo?- preguntó de nuevo Amy, insistente.
-Si, Amy, tenemos un problema. Tengo que ayudar a mamá. No llegamos a fin de mes.- dije yo, angustiado.
-No pensé que las cosas podrían ir tan mal… ¿Puedo hacer algo?
-Aún eres pequeña. ¿Me imaginas de dependiente en StarBucks?- pregunté.
-¿Qué más da? Es un trabajo. Está tarde pasaré por una tienda del centro, también necesitan una dependienta.
-No. Yo trabajaré, tú te quedas aquí.- espeté serio.
-Niall, sabes que con un sueldo de camarero y otro de limpiadora no alcanzará. Ni siquiera aunque mamá tuviera dos trabajos.
-Mamá ya tiene dos trabajos…- murmuré, lo cual fue un error.
-No se hable más. Subiré arriba a preparar un currículo y está tarde iremos a las entrevistas.- concretó mi hermana. Ahora me sería imposible hacerla cambiar de opinión.
/***/
Narra Victoria:
-Eh, se te ha caído una libreta.- dijo una voz masculina detrás de mí. Lentamente, me di la vuelta. Encontré a un chico poco mayor que yo, bastante guapo. Otra vez me inundó aquella sensación tan extraña- una mezcla entre impotencia y angustia-, serían imaginaciones mías, pensé agitando la cabeza para alejar aquellos pensamientos de mi mente. El chico me tendió la libreta, la cual yo cogí agradecida.
-Gracias,…- me detuve esperando a que el chico completara mi frase con su nombre. Yo sabía perfectamente como se llamaba, Dennis Blyton. Se sentaba enfrente de mí en las clases de repaso, era algo incómodo, ya que hoy, más de una vez, había notado su gélida mirada sobre mí.
-Dennis, me llamo Dennis.- contestó él.
-Yo soy Victoria, aunque todo el mundo me llama Vic.
-¿Vic? Perdón, pero prefiero llamarte Vicky. ¿Qué haces en las clases de verano? Pareces buena estudiante.
-Lo soy. Perdí algo cerca de cuatro meses del curso pasado.- dije. Dennis me miró esperando a que continuara mi relato. No lo haría, no quería hablar de ello…
-OH, eres la chica a la que atropellaron. Se habló mucho de ti.- aclaró Dennis, yo resoplé.- A mi no se me da bien eso de estudiar, es aburrido.
-E interesante. A nadie le gusta estudiar.
-Estoy de acuerdo. ¿Nos veremos mañana?
-Sí. Adiós, Dennis.
-Hasta mañana, Vicky.
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-¿Lista?-me preguntó Harry cuando arrancó el motor de su coche.
-Si.- contesté.
-¿Estás bien? No pareces feliz, Vic.
-Estoy triste, nada más. Me está costando mucho asimilar que mi padre no me quiere.- comenté.
Varias lágrimas cayeron de mis ojos.
-Sabes que me tienes aquí para lo que necesites. Puedes contar conmigo.- dijo Harry.
-Te lo agradezco.
-Para eso están los amigos.- contestó Harry.
No hablamos más durante el corto trayecto, simplemente, nos dedicamos a leer con atención y rapidez los enunciados de los comercios. Harry era otro chico con habilidades especiales sobre mí, siempre lograba sacarme una sonrisa.
-Ya estamos aquí, Gemma.- anunció Harry nada más entramos a la amplia sala de estar.
-¡Victoria!- gritó la hermana pequeña de Harry abrazándose a mis piernas. Habría caído al suelo junto a ella, de no ser porque Harry agarró con suavidad mi cintura en el último momento.
-Gemma, tienes que ser más cuidadosa. Victoria tiene una pierna mal y no queremos que empeore, ¿cierto?- la riño Harry, la niña se encogió de hombros y corrió a esconderse tras el sofá.- ¿Estás bien?- preguntó dirigiéndose a mi.
-Si, no te preocupes.- afirmé.
Caminamos juntos hacia el sofá, no utilicé las muletas, ya que Harry- agarrado aún a mi cintura- me guiaba. Me senté con cuidado sobre el sillón mientras que Harry se agachaba para quedar a la altura de su hermana de cinco años.
-No te enfades.- le oí pedirle a la pequeña. Gemma ladeó la cabeza para otro lado. Harry le beso la mejilla.- Mira, si no te enfadas, jugaremos a lo que quieras, ¿vale?
-¡Vale! ¡Quiero jugar a papás y a mamás pero con reyes y princesas!- dijo entusiasmada. Harry puso los ojos en blanco sin entender, yo no pude contener la risa.
-¿Sabes jugar a eso?- me preguntó Harry al oído.
-¡Pues claro que sí! ¡Tonto!- contesté.- Gemma, ¿nos explicas las normas?- pregunté a la niña.
-Tú eres Victoria, mi mamá que es una reina, y él es Harold, el rey que será mi papá. Yo seré Melody, la princesa sirena.- explicó Gemma. Harry hizo una mueca de decepción a la vez que yo reía.
-Me gusta este juego.- reconocí burlona levantándome con algo de torpeza.- ¿Empezamos?- pregunté. Gemma asintió con la cabeza poniéndose en pie, Harry la imitó a regañadientes.- OH, Harold, cada vez falta menos para la coronación de nuestra princesa.- dije haciendo que Harry frunciera el ceño.
-¿Sabes? Creo que me gustaría tener otro bebé.- contestó Harry intentando molestarme.
Seguimos con aquel diálogo unos minutos, hasta que Gemma provocó que Harry y yo nos paralizáramos.
-No creo que Victoria quiera que la bese, me huele el aliento.- intentó razonar Harry, mintiendo.
-¡No! Tenéis que besaros.- espetó la niña perdiendo los nervios. Harry volvió a abrazarse a mi cintura, salvo que está vez me acercó a él. Yo enlacé mis manos a su cuello, pegándome más a él, tanto, que el cuerpo del uno rozaba el del otro. Harry me miró durante un eterno segundo pidiéndome disculpas, después, le dio un pequeño y sonoro beso a mi nariz.
-¡NO! Tenéis que daros un beso con lengua, de esos de las películas.
-Pero…- nos quejamos los dos.
-¡Besaos!- chilló la niña.
Harry se agachó ligeramente y yo me puse de puntillas. Acercó aún más su cara a la mía. Al principió, el beso fue tan solo el roce de nuestros labios, supongo que a los dos nos gustó, ya que Harry se separó una milésima de segundo para humedecerse los labios y besarme de nuevo.
Esta vez, abrí lentamente la boca para dejar paso a su lengua, la cual la recorrió sin ningún miedo. Finalmente, con la respiración agitada, nos separamos.
-Iré a decir a Gillian que prepare la merienda.- dijo Harry saliendo de la estancia con prisa.
Me dejé caer sobre el sillón y me toqué los labios. Sonreí sin razón alguna.
-OH, Victoria, querida. ¡Cuánto tiempo sin verla!- exclamó Gillian, la mujer de mediana edad que vivía en la casa del padrastro de Harry.
Sí, los padres de Harry estaban divorciados, y en realidad, él era hijo único, Gemma era su hermanastra, sin embargo, podía asegurar que la quería como a una hermana. Gillian era el ama de llaves de aquella gigantesca vivienda, debía de tener unos cincuenta años. Era una mujer agradable simpática, por eso, todos los amigos y amigas de Harry la queríamos como a una segunda madre.
-Que vacía ha estado esta casa sin usted.- comentó la mujer abrazándome.
Odiaba que me tratara de usted, primero, yo era una niña de apenas catorce años y, segundo, me conocía de sobra. En verdad, me consideraba más amiga de Harry que cualquiera de mis hermanos.
-Yo también la he echado de menos, Gillian.
/***/
Narra Harry:
No... Me prometí a mi mismo que no me volvería a enamorar... No puede ser, no puedo querer así a Victoria. Somos amigos, nada más. Pero ese beso... Nunca había disfrutado tanto besando a una chica. Entré a la despensa y busqué el tarro de Nocilla con la mirada, pretendía hacer bocadillos para los tres.
/***/
-Vamos, Gemma. A dormir.- dije ya pasadas las ocho cogiendo a mi hermana en brazos.
-¡NO! ¡Yo quiero quedarme un rato más con Victoria!- espetó la niña lanzando bruscas patadas al aire.
-Es tarde. Tienes que ir ya a dormir.- contesté secamente.
-Espera.- me interrumpió Victoria acariciando el pelo de Gemma.- Si quieres, mañana puedo venir a traerte mis muñecas. Yo soy mayor y ya no juego con ellas, pero… Tienes que obedecer a tu hermano. ¿Trato hecho?- la oí decir.
-¡Si!- contestó Gemma entusiasmada, se separó de mí y me tiró del brazo.- Ven.
Unos quince minutos después, mi hermanastra dormía- o fingía hacerlo- en su dormitorio. Le besé la frente y salí de allí sigilosamente. Caminé despacio hacia la sala de estar, donde Victoria me esperaba.
-¿Ya se ha dormido?- preguntó haciéndome un hueco en el sofá.
-Si, ¿sabes? Eres un sol.- la halagué.- Pero, me la estás malcriando.
-¡Que va!- contestó ella.
-Creo que te quiere más a ti que a mí…- murmuré haciendo un puchero.
-Nop. Para ella solo soy la amiga de su hermano, tú eres su modelo a seguir.
-¿Lo soy?-pregunté, Vic asintió con la cabeza.- Y, ¿Niall lo es para ti?
-Unas veces sí y otras no.
-¿Cómo van las cosas?- pregunté preocupado.
Me había dado cuenta de que las sonrisas de Victoria no eran reales, ella estaba destrozada por dentro.
-Podrían ir mucho mejor… La verdad es que no me cuentan mucho, según ellos, aún soy pequeña para entenderlo…
-Victoria, te lo vuelvo a repetir, estaré aquí para lo que sea. Puedes contar conmigo y, si necesitas desahogarte, escucharé todo lo que tengas que decir.
-¿Y si solo necesito un abrazo?- preguntó ella casi llorando.
-Ven.- dije abrazándola.- ¿Quieres que hablemos sobre algo?
-Ya te he dado la lata de sobra por hoy.- contestó alejándose unos centímetros.
-Estás más guapa riendo.- contesté extendiendo los brazos para hacerle cosquillas.
Las cosquillas, el punto débil de Victoria. Desde que éramos pequeños, siempre que ella lloraba delante de mi, yo acababa haciéndole cosquillas. Me partía el corazón verla tan triste.
-¿Qué hacéis?- preguntó Gemma frotándose los ojos con una mano.
-Nada. ¿Qué pasa? ¿No puedes dormir?- pregunté cogiéndola de nuevo en brazos.
-¿Puedo quedarme con vosotros?- preguntó mi hermanastra olvidando mis preguntas.
Como respuesta, la senté en medio de Victoria y yo. Gemma dejó caer la cabeza sobre el brazo de Vic, la última respondió acariciándole el cabello.
-Dilo, sé que te mueres de ganas por decir OH...-comenté observando a Victoria.
-Calla, la vas a despertar.- contestó ella.- Ooohhh...
-Será mejor que te lleve a casa.- dije.
-Niall vendrá por mí. No te preocupes.- anunció.
Bostecé y luego estiré un brazo para acercar a Victoria y a Gemma hacia mí.
-¿Cansado?- preguntó Vic acariciando mi cabello rizado, siguiéndome el juego.
-Esa niña me puede.- admití señalando a Gemma, Victoria rió.
Cerré despacio los ojos, tal vez me quedé dormido, lo último que recuerdo fue la calidez de los labios de Victoria posándose sobre mi mejilla en un pequeño beso…
oh !!!! me gusta me e reido mucho con el juego jjajaja
ResponderEliminarOhhh! Que bonito el final... Y me encanta Gemma jajaja BESAOS!
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